Ya había apuntado alguna cosilla sobre el tema, y además los temores sobre el fin perseguido se van confirmando paulatinamente.
Mi amiga Karmena, máxima responsable del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid ( España) por la gracia de los señores socialistas obreros españoles, ya ha lanzado el capote ( el engaño en términos taurinos) y ya tiene un argumento de características “progresistas” de cara al futuro inmediato. Pero, a pesar de que muchos embestirán a la primera y se sentirán henchidos de ardor seudoecologista en aras de un mundo feliz y en el que los niños tendrán sus atributos en la bisectriz y las niñas en el pirulí, antes hay que darle al tarro sobre algunos de los “ecologismos” proclamados.
Dice esta señora que reducirá la velocidad máxima admitida en aras de una menor contaminación. Es decir, que se supone que a menor velocidad menor contaminación, pero he aquí que no sé si se han dado cuenta que existe un mecanismo lleno de piñones y ejes que se llama caja de cambios y que está diseñada para que ajuste las revoluciones de los pistones (debidamente encamisados) dónde se efectúa la explosión de los motores y que a menor velocidad mayor es el número de giros o vueltas que tiene que dar el pistón dentro de su cubículo denominado cilindro para vencer las leyes ineludibles de la física. Este principio de ley física va encaminado a proporcionar la suficiente velocidad al vehículo automóvil para vencer la fuerza de la gravedad (que le fija al suelo) y la oposición que ofrece la atmósfera al desplazarse horizontalmente. “Totá”, que a menor velocidad, piñón más pequeño, mayores revoluciones para mover el trasto, y mayor contaminación. Y eso si todo el achiperre está suficientemente puesto a punto (punto exacto dentro del rango de inflamabilidad de la mezcla de combustible y oxigeno) más limpieza de filtros, temperatura idónea, etc.
Por lo menos hasta hace cuatro telediarios el motor de explosión ha sido así y a groso modo así era como funcionaba. Ahora no sé. Quizás con tanta tecnología ecologistoide de la que atesoran los vehículos actuales, estos principios básicos ya estén obsoletos (“osoletos” que diría pepiño). Pero tampoco hay que asustarse. Supongo que con toda esa legión de asesores, sabios, y técnicos colaboradores que han contratado nuestra querida señora alcaldesa, ya tendrán más que cocinado un sesudo estudio sobre todo esto.
Un servidor, que es un feliz poseedor de un trasto mecánico casi rayando en la categoría de los históricos ( pero con una puesta a punto impecable en toda su generalidad) se ha puesto a darles vueltas al tarro al asunto, llegando a las siguientes conclusiones: la primera es que si quiero seguir siendo un ciudadano con igualdad de derechos que el resto, tengo que mandar a la chatarra mi querido caballo de metal e invertir un dinero que necesito para otras cosas en un nuevo vehículo que le den la nueva pegatina esa de “no contaminante”. Supongo que ya tendrán todo estudiado, y si no puedo hacer frente al gasto y me quede como un ciudadano guarro y contaminante, por lo menos me hagan un descuento en el impuesto de circulación, ya que no tendré los mismos derechos que otros afortunados y mi capacidad de movimientos se verá democráticamente reducida, y que me eximirán de pasar la ITV anual. Total, si ya me tienen catalogado, ¿pa qué leches quiero mantener el buga en condiciones?
Luego he pensado en la alternativa eléctrica; más que nada por eso de “pa chulo….pa chulo yo”, y claro, empiezo a pensar que me puede pasar como con el querido teléfono móvil. Yo me compro uno y cada tres meses aparece un modelo que deja obsoleto el “viejo”; y si la batería (que son tan listas que tienen efecto memoria) se me queda sin ganas de trabajar, resulta que vale menos el “selular” que la batería, además de tener que buscar un sitio “limpio” de esos que suelen estar donde Cristo perdió la zapatilla para depositar ecológicamente la puñetera batería. Así que he reunido a los vecinos alegando que hay que hacer una obra en la casa para colocar los elementos eléctricos adecuados para poder cumplir con mis obligaciones ecológicas dictadas por tan eminente señora….. Y me han mandado por donde amargan los pepinos (fachas, que son unos fachas y no tienen conciencia ecológica)
Queda la posibilidad de que el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid ponga enchufes enchufables en mi calle, pero me imagino lo que pasaría. Si ya andamos en plena estrategia guerrillera para estacionar, me imagino lo que sería para enchufar los coches; además de que los okuparras de la calle lo acapararían (qué casa no tienen, pero coches….)
Tampoco tengo muy claro qué tarifa me pondrían para cumplir mis obligaciones. Puede que en plan de oferta me salga más barata que la de las bombillas al principio; pero seguro que cuando tengan suficientes “clientes” lo cobraran a precio de oro ( siempre pasa lo mismo).
He llegado a pensar en poner una empresa que gestione el pago de los enchufes. Pongo una oferta de X kilowatios si se sacan el “carné” de cliente VIP, y me forro. Lo malo es que “Enchufes Urbanos Arevacoss “ no suena igual que ENDESA o IBERDROLA, y alguno de los asesores municipales ya tendrá adjudicado el negocio negociable socialista.
Pero no me preocupo mucho. Esta gente seguro que ya tiene todo pensado y, sabiendo de antemano que son los adalides de la democracia y la justicia social socialista, tendrán en cuenta todos estos problemillas que mi mente calenturienta y atrasada pone sobre el papel.
En fin, que menos mal que me queda poco pa largarme al pueblo con las cabras; porque vivir….viviremos mucho; pero qué complicado y caro nos lo están poniendo.![]()
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