Nunca y en nada pueden, ni han podido, dar lecciones de moralidad. Toda su política está en acariciar los oídos de la gente con aquello que nos gusta o ansiamos todos. Siempre han empleado el “nosotros” y “ellos” haciendo una división social que ya no existe; entre el “Nosotros” y el “ellos” cabe la mayoría de los españoles de infantería; los de despertador a las 6, cumplir con las leyes, y cuenta corriente de revisión mensual….por sí acaso. Eso se llama demagogia , populismo, hipocresía, engañabobos, y luego hay que añadir las mil y una trapacerías y maniobras que suelen efectuar para llevar a cabo su política.

Este último caso es más llamativo por la carga emocional que supone el que la víctima sea una criatura; pero ninguna vida es más importante que otra.

Madrid es una ciudad llena de árboles plantados muy a la ligera y sin un estudio serio. Se ha primado el rápido crecimiento y la oportunidad política sobre el estudio del suelo, el mantenimiento y el impacto social, que en muchos casos trae más problemas de lo que debería ( polinización, caída de resinas, hojas abandonadas en otoño, invasión de fauna no autóctona que debilita los árboles, etc). En general no se vigila el estado de muchas infraestructuras potencialmente peligrosas, ni tampoco se vigila el cumplimiento de las normas municipales que afectan a la seguridad. Aquí cada cual hace de su capa un sayo, que “no pasa naa”….hasta que pasa.

Durante estos últimos días el viento ha castigado duramente la ciudad, y no solamente han sido los árboles los que han dado problemas. Plásticos, macetas colocadas imprudentemente, vallas publicitarias, tejados de infraestructuras secundarias, e incluso la impresionante red publicitaria que envuelve al Edificio España en la plaza del mismo nombre, han dado problemas.

Cualquiera con dos dedos de frente y un poco de sentido común se habría dado cuenta de lo peligrosos que han resultados esos vientos en las partes altas y en los encajonamientos urbanos que se crean por la red de calles madrileñas, y mucho más si añadimos la cantidad de agua que el terreno ha tenido que absorber en poco tiempo y sin dar ocasión a que la tierra lo fuese asimilando y asentándose.

Desconozco el protocolo a seguir ni el mecanismo de anticipación en estas circunstancias, pero cualquiera se puede dar cuenta que el Parque del Retiro, el nefasto día en que ocurrieron los hechos debería estar cerrado. Fue durante la noche cuando soplaron las rachas de viento más fuertes. Fue durante la noche cuando los árboles fueron dañados. Luego solo un soplo más fuerte de lo normal podía provocar la tragedia….como sucedió.

Evidentemente que la alcaldesa de Madrid no tiene la culpa de lo ocurrido. Es cierto que en estos casos es la fatalidad la que incide en que se produzcan estas desgracias; y la fatalidad es algo que se escapa a nuestra voluntad. Pero sí que es cierto que “alguien” dejó de trabajar como tendría que haberlo hecho. El árbol se habría caído igualmente, pero el Parque debería haber estado cerrado desde el día anterior, y sobre todo después de la noche de tempestad que se desarrolló en Madrid. Alguien hizo dejación de funciones; y de ese “alguien” es responsable político la señora alcaldesa. También pudiera ser que “alguien” ya se encargaría de “hacer”, y ese que “debería hacer” pensó que no “hacía” hasta que se lo mandase el primero. En fin, lo habitual en la sociedad de estos días.

Lo que no tiene perdón de Dios, es la mala sangre de la que hacen gala aquellos que, en otras circunstancias iguales, y en función del grupo político en el poder, llegasen a acusar de asesinos a los responsables de entonces.

Espero que los árboles sean tratados, plantados y estudiados como se merecen; quizás con unos kilómetros menos de carril bici se puedan sacar los presupuestos necesarios. Una vida humana no se puede perder por estas cosas.

PD. Ejemplo: Monasterio de Piedra en la misma época. Caminando por uno de los senderos que llevan a la salida ( de obligado paso). Rama superior de un enorme álamo que chasca debido a la brisa y cae a unos veinte metros de una pareja que pasea por el delicioso parque. Notificación del peligro al operario que cobra las entradas. Respuesta: “ya hacemos revisiones todos los años”. Punto final.