Tienes razón en que todos nosotros por muy coherentes que pretendamos ser encerramos grandes contradicciones. Es muy humano. En relación a los mensajes deseando la muerte al menor de ocho años aficionado a los toros, la única posibilidad de dudar de la autoria de los mismos, sería un hackeo de sus cuentas personales...aspecto muy inverosímil atendiendo al modus operandi y a sus propios perfiles.