Perdone usted señor Matra. Pensaba que escribir sobre un problema actual en el apartado especifico que se titula “Temas de interés general y actualidad” no tendría que ser cuestionado por nadie; pero parece que me equivocaba.

De todas formas me alegra sobremanera que usted, y otros muchos como usted, no se sientan amenazados por estos problemas por ser de sobra conocidos. Lo malo es que el foro es público, y es de suponer que hay unos poquitos usuarios, muy pocos, que este tema le ayudaría a evitar algún que otro problemilla que usted tiene superado. Usted mismo hace mención a una “mayoría”, lo que coloca en paralelo al resto, a la minoría; minoría que supongo tiene derecho a que se la respete y a ser informada.

Queda otra alternativa: guardar un respetuoso silencio y dejar a quienes moderan el foro que tomen las decisiones pertinentes.


Le he explicado esto a la abuela y me ha contestado: Tú eres tonto desde que tú padre y tú madre eran novios. A ver si por temor a los gorriones se van a dejar de plantar cañamones. Así que señor Matra, deje usted de leer esto porque voy a poner otro ejemplo.

Se trata de lo que podríamos denominar “la llamada de urgencia”.

Habitualmente, si no esperamos que nadie llame a la puerta de nuestra casa, ante un “clin-clon” o simplemente un golpe, solemos mirar por la mirilla para cerciorarnos de quien puede ser. Pero si la llamada es insistente, a modo de “urgencia”, de modo instintivo solemos abrir pensando, más o menos: ¿pero qué coño pasa? Y ese suele ser nuestro error (para otros no, nunca meten la pata).

Cuando esto ocurre la víctima ya ha sido estudiada y elegida de antemano. Suelen ser personas de cierta edad (podrían ser nuestros padres o abuelos) que viven solos y se convierten en las víctimas propiciatorias. Una puerta que se abre inocentemente ante la insistencia de la llamada, un empujón, y ya la tenemos liada.

Ya sé que algunos tienen esto superado; pero quizás ( solo quizás) sus abuelos, o los vecinos de enfrente desconozcan este truco para forzar la entrada a una casa; y si esto sirve para que de ahora en adelante se muestren más precavidos, pues de algo sirve el seguir “sembrando cañamones”.