Sólo faltaría que no se pudiera utilizar esas conductas absolutamente frecuentes de los animalistas para como mínimo afearles la conducta. El peligro para la sociedad es quien desea la muerte a un niño, no en los que en el ejercicio de la más elemental legítima defensa se ven obligados a denunciar a l@s salvajes inhumanos mencionados.