El marketing político vuelve a retorcer el estado de derecho para someter al propio derecho a los deseos e intereses del poder legislativo. Han convertido el tener una relación con una mujer en un deporte de riesgo. Aquello de justos por pecadores llevado al extremo. La realidad es que resulta un tema controvertido y de difícil solución, pero cortar por lo sano siempre conlleva efectos colaterales y más cuando hablamos de medidas legislativas. Creeré en la justicia, en este tema, cuando existe una igualdad formal fehaciente entre hombres y mujeres. A los hombres también se les maltrata, por tanto, que se dispongan de medidas similares de protección. La mujer merece evidentemente toda la protección que se le pueda ofrecer, pero se requiere una precisión quirúrgica en la aplicación de las sentencias judiciales. Ponderación, ponderación y más ponderación.
Un saludo.
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