Pues sí. Sí que tengo envidia de aquellos que disponen de tiempo, libertad de ataduras, recursos y conocimientos suficientes para sumergirse en ese mundo apasionante. Sobre todo tiempo.
Hace años que me pillaron “espeleolegando” en una gruta-sima de mi tierra, y en vez de sacudirme el bolsillo, me “condenaron” a ser “colaborador de paleta, brocha y criba” en las excavaciones que posteriormente estaban previstas en la cueva. Por suerte, después de cuadricular el terreno con puntas y cuerda de bramante ( en aquél caso pared), me tocó en suerte ir descubriendo con sumo cuidado y delicadeza, lo que posteriormente identificaron como los restos de un oso de las cavernas. Aquello me gustó tanto que luego no me quería ir, así que amenacé al señor alcalde con meterme otra vez en las cuevas para que me volviesen a sancionar y así , de esa manera, continuar con aquella labor. Evidentemente aquello se solucionó con un soplamocos y una colleja del 12 por parte de mi padre, además de un marcaje férreo por parte del Cabo Jefe de Puesto al que ya debía tener hasta el tricornio de tanta trapacería y tanta trastada; y desde entonces me he quedado con las ganas de colaborar en las excavaciones; que no en el asunto de la espeleología, la cual practiqué esporádicamente hasta que los imperativos matrimoniales lo cortaron de raíz.
Hay tantas cosas y actividades que han quedado atrás por la ineludible necesidad de comer garbanzos y asegurar el incierto futuro, que ya he perdido la cuenta; aunque posiblemente sigo vivo y dando la tabarra por el abandono obligado de aquellas cosas.
Así que no me duelen prendas al reafirmarme de la sana envidia que tengo de todos aquellos que se meten en esos saraos , descubren cosas y ayudan a conocernos mejor.
De todas formas, he aprendido que muchas cosas de las que ahora se dan por correctas, un nuevo descubrimientos las echa por tierra. Queda todo un tesoro histórico en nuestras sierras y páramos. Esto apenas ha comenzado y posiblemente nosotros nunca lleguemos a enterarnos de la verdad sobre la existencia del que llaman “homo sapiens-sapiens”.
En lo de las cervecitas y el jamón de Trévelez podéis contar conmigo para terminar con las existencias; pero de maravedises ando algo jodido. Últimamente pido prestado al abuelo y le digo que me lo vaya descontando de la herencia (a lo que evidentemente no me hace ni puto caso).
Un saludo, y quien sepa del tema que escriba lo que le plazca. Yo devoraré con ansia y avidez todo lo que salga.
:salu: