Eso de la libertad de expresión es un cajón de sastre en que todo cabe. Cada uno lo aplica según su conveniencia. Es como lo de la botella medio llena o medio vacía. El que tiene sed dirá que está medio llena, y el que no quiere compartir dirá que esta medio vacía. Es de cajón. Supongo que podría solucionarse con una serie de excepciones consensuadas; y para eso no hace falta tanto tribunal y tantas leches ( claro, que de algo hay que comer y ganarse la vida)

Pero el problema es más grave.

Resulta que suponemos qué nuestros jueces y magistrados son unos profesionales de las leyes y que deben conocer al dedillo la legislación que rige el estado de la Unión Europea. Por lo menos así lo tenía pensado un servidor. Así que, si no conocen la legislación europea y meten la pata en casos tan elementales…¿qué podemos esperar de ellos con nuestras leyes?

¿Aquí se legisla en función del equipo de futbol de tus entrañas? ¿Todo es susceptible de ser interpretado por el legislador o tribunal de turno? ¿Qué clase de justicia pueden aplicar estos señores? ¿La que cuadre según sople el viento en ese momento? ¿ La que dicte la tribu política que tenga el poder?

El caso es que todo esto debe ser muy democrático. Pero yo cada día que pasa lo entiendo menos.

En fin. Como casi siempre hemos quedado como Cagancho en Almagro. Ahora encima hay que pagar a los susodichos “libreexpresionistas”.

¡El circo nacional!