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No he leído el enlace, pero me lo imagino.
En primer lugar hay que decir lo extremadamente incautos, borregos y sumamente tontos que hemos sido los españoles (unos más que otros) al aceptar alegremente la invasión sufrida durante estos últimos años.
Miles de inmigrantes han entrado en España sin ningún tipo de control, libremente y ni tan siquiera tener idea de las posibles enfermedades que hipotéticamente pasaban por las fronteras sin control alguno. Todos han entrado en España sin expectativas seguras de encontrar una ocupación laboral, lo que ha saturado el mercado en lo que históricamente ha sido el remedio de los pobres (un servidor entre ellos) al mismo tiempo que propiciaba la explotación de muchos de ellos por seudo empresarios sin escrúpulos, lo que conlleva a un desequilibrio salarial que afecta a todos.
Esta masa de inmigrantes tiene dos alternativas habitacionales. Una es la del alquiler en aquellos que son capaces de encontrar un trabajo que se lo permita, y la otra es la más marginal, pero no menos importante, de la ocupación por el trapicheo o la patada en la puerta; conducta que tiene un efecto llamada en todo el estrato social, tanto de inmigrantes como de autóctonos.
Ante la crisis económica que todos hemos y seguimos sufriendo, esta tipología social se ha acogido a las ayudas sociales, ayudas que salen de los impuestos que pagamos, y al encarecimiento por gasto de las atenciones médicas imprescindibles para cualquier ser humano. Además, y ante la precariedad económica de este colectivo, no queda más remedio que cubrir esas carencias con actividades delictivas de distinta índole e intensidad, también con el efecto llamada consecuente en los vagos de solemnidad autóctonos.
Aprovechando estas circunstancias han crecido mafias delictivas que viven alrededor de este grupo social, además de circunstancias políticas fácilmente aprovechables por la izquierda radical para servir de demagogia barata y que sirve de apoyo para conseguir sus aspiraciones de cambio de sociedad (léase asalto al poder).
El problema se vio acrecentado por la hipocresía, e inconsciencia del PSOE y la inacción de los populares, en el famoso”aquí cabemos todos” y la reunificación familiar.
Ahora andamos a la gresca porque nos dicen que llegará el día en que las pensiones no se puedan cobrar, y alegan la pirámide invertida demográfica ( qué es real) y la falta de recursos económicos; pero nadie es capaz de decir que el coste económico para los españoles, que pagan para que otros puedan vivir, es inmenso, y que la teta de la vaca ya no da más de sí; y entre esos otros que viven de los impuestos de los que trabajan y aportan, están la mayoría de los inmigrantes; no todos, pero sí un número muy importante.
Ahora ha llegado el momento en que determinados grupos políticos quieren explotar las circunstancias a base de un colectivo que, si no supone una mayoría peligrosa, sí que es una minoría susceptible de armar mucho ruido y desestabilizar seriamente la paz social (tengo entendido que existe hasta un sindicato de manteros)
Últimamente se viene escuchando el famoso grito de: “Ningún ser humano es ilegal”, y por supuesto que ningún ser humano es ilegal por el mero hecho de serlo. Lo que es ilegal son los actos que puedan hacer esos seres humanos, y las sociedades justas deben regularse mediante leyes para que esto no se convierta en un zoológico.
Por último, también hay que tener en cuenta, que este grupo social accede a España sin raíces, y que la inmensa mayoría solo pretende solucionar su problema particular sin importarles en absoluto la degradación histórica y social que puedan ocasionar. Esto no lo sienten como suyo. Esto es simplemente para muchos una inmensa tarta de la que hay que sacar la mayor tajada posible y luego ahí os quedáis so capullos; que ya bastante tontos sois dándoos de leches entre vosotros.
Así esto no puede funcionar, y lo pagaremos muy caro. Tiempo al tiempo.
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