A día de hoy, existe un componente del cuerpo, el cual, ayuda, de manera desinteresada, a todo aquel que lo necesite, especialmente centra su actividad en evitar los suicidios, pero extensible a otros problemas.
El problema es, que cuando de cerca tenemos conocimiento del comportamiento anómalo de un compañero, o la sucesión de problemas a su alrededor, miramos a otro lado, y no ayudamos, o alzamos la voz para que otra persona cualificada le ayude.
Después, cuando un componente, como en el caso que nos acontece, realiza una actitud indebida, ponemos el grito en el cielo y nos echamos las manos a la cabeza, y no debemos olvidar el estrés que este trabajo produce en la inmensa mayoría de los puestos orgánicos que desempeñamos.
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