Hay mucha gente, aunque sigue siendo una inmensa minoría, las que se presenta a estas oposiciones única y exclusivamente por la nónima y para ser funcionarios, sin vocación ni capacidad de sacrificio. Cuando llegan los madrugones, los pabellones compartidos con 3-4 compañeros, el estrés, la ansiedad y la enorme responsabilidad que conlleva vestir este uniforme, abandonan a las primeras de cambio. Es muy triste pero cierto.
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