El sótano donde Azurmendi (tres estrellas Michelin) hacina a sus becarios



Azurmendi tiene tres habitaciones de 20m² bajo el restaurante para acoger a 36 estudiantes sin sueldo y empleados. Ahí descansan tras durísimas jornadas de entre 12 y 17 horas



Un semisótano. Tres habitaciones, cada una con seis literas alineadas y unas taquillas altas y estrechas para guardar los enseres. 12 personas en 20m² con una única ventana justo a ras de suelo. Humedad y calor, bolsas de comida y ropa por los suelos y bajo la cama. Una cocina y un baño compartido para 36 personas. Colas de una hora para preparar la cena y asearse tras 17 horas de trabajo casi ininterrumpido y no remunerado. Dos lavadoras y dos secadoras de las cuales solo funciona la mitad. Todo eso ocurre abajo, en lo que todos conocen como 'la cueva'. Arriba lo que ocurre es el festín diario de Azurmendi, el restaurante más sostenible del mundo según The World’s 50 Best Restaurants. Tres estrellas Michelin, puesto 43 en la lista de mejores restaurantes, 220 euros el menú sin maridaje.


"La rotación del personal es brutal. La mayoría de los chicos que llegan para hacer prácticas no aguantan más de dos semanas. Algunos se van llorando a los pocos días", cuenta Adrián, uno de estos becarios, quien tras cumplir exactamente 18 días como empleado sin sueldo de Azurmendi decidió que ya había tenido suficiente, da igual que hubiera cruzado medio mundo para llegar a Bilbao a cumplir un sueño. Hace unas semanas dijo basta, cogió un avión y se volvió. Un caído más, una cama caliente lista para el siguiente estudiante. Lejos de ir a menos, las miserias laborales y personales de los aprendices en los restaurantes Michelin siguen tan vigentes como siempre.


El contrato en Azurmendi es el siguiente. El restaurante pone la cama, que según los aprendices es un somier machacado en una litera de hierro, y también sufraga el almuerzo en los días de servicio, que son todos menos los lunes. De la cena se encargan los interesados, en esas infaustas colas a medianoche, rostros derrotados tras 12 horas de intenso trabajo entre semana y un doble turno de 17 horas los viernes y sábados.


Azurmendi no paga salario alguno a los 15 estudiantes que suele tener de una vez y que suponen más del 50% del personal en los fogones. Los estudiantes han de traer de casa todas las herramientas de cocina a excepción del delantal y han de dejar 100 euros de depósito al llegar por si rompen algo.


Dos aguantaron dos semanas, uno un mes. "El primer día empecé a las 7.45 de la mañana y terminé a la 1.30 de la madrugada. Dos descansos de 20 minutos para comer y cenar. Me pasé el día entero fregando campanas y limpiando cacharros.


La realidad laboral de Azurmendi tiene muchos puntos en común con la de Martín Berasategui. De hecho, no es descartable que Eneko Atxa se haya inspirado en el célebre chef para diseñar su plan de recursos humanos. Berasategui también tiene a sus becarios en un sótano bajo el restaurante en el que duermen hacinados en literas tras jornadas maratonianas. Hace ya diez años, un grupo de exbecarios de Berasategui decía cosas como esta: "Entras a las 8 de la mañana y con suerte comes 20 minutos dignamente a mediodía. Las lentejas que comíamos, imagínate, las ligaban con maizena cuando no estaban hechas, ni chorizo ni nada. Trabajas casi 15-16 horas por día". "Yo he visto gente llorar durante los servicios, gente que subía a trabajar y no terminaba el día… A la **** calle, unos gritos… Vuelan platos si algo sale mal"


https://www.elconfidencial.com/espana/2018-09-22/azurmendi-michelin-becarios-sotano-maltrato-laboral_1618884/




Díganme ustedes si esto no es esclavitud en pleno siglo XXI…..al parecer los reyes de las estrellas Michelin tienen “patente de corso” para hacer esclavos a sus “estudiantes”.