Pues creo que tengo una fórmula más sencilla y limpia de elegir al Tribunal Supremo. Simplemente que no se elija, que el que haga méritos y tenga experiencia demostrada llegue a él cuando le corresponda.
Hay algo que se llama escalafón y que muy bien podría usarse en este caso. Así se evitaría que los políticos pudieran meter la mano en el poder judicial, que supuestamente y según nuestra Constitución, debe ser independiente.
Lo mismo haría para los demás órganos de gobierno de la judicatura: fiscales, audiencias, magistrados, etc.
Si los políticos meten la mano en los nombramientos, como ahora lo están haciendo, mal asunto para nuestro poder judicial... y para nosotros.