Estamos tan acostumbrados a este tipo de choriceo, que ya lo vemos como uno más.
Además de ser una barbaridad con los tiempos que corren, se me ocurren tropecientas mil palabras malsonantes más para definir esta atrocidad, sin incluir los sapos, culebras, esputos y mil cosas más que también podrían acompañar el parecer de tal medida.
De vergüenza. Pero como no tienen... les da lo mismo.