Aunque en cierto modo creo que comprendo sus intríngulis, jamás me entrará en la cabeza que en este planeta gobernado (supuestamente) por animales ¿racionales?, la economía marche peor o mejor en función de si Obama nos sorprende con un estornudo o tal o cual politiquillo de turno suelta la perogrullada del momento.
Y como os decía al principio, creo que comprendo en cierto modo sus intríngulis porque sé que detrás, lo único que hay son los lobos insaciables con el gran capital por bandera. El resto de los mortales de a pie somos marionetas en sus manos y sólo valemos para alimentar a "papá Estado" con nuestros impuestos, los mismos que después se reparten de muy diversas maneras entre nuestros titiriteros.
Que nuestro mundo está manejado por cuatro no me queda duda, pero lo que realmente me duele es que somos millones quienes obedecemos sin rechistar, sabiendo como sabemos que cuando una oveja comienza un viaje extraño casi con toda probabilidad a donde va es al matadero.