Bueno, bueno. Tranquilos. Hay que ser racional y tener sentido común hasta para cabrearse. No hay que dejarse llevar por impulsos espontáneos. Hay que asimilar, paladear, masticar, y luego, si hay que vomitar se vomita. Bastante jodidos estamos ya como para añadir bilis y estrés gratuito por semejantes elementos. Además, hay que caminar siempre unos metros por delante y quizás nos demos cuenta de que hay una intención oculta en tanta porquería. A las ranas se las puede cazar con un cordelico y un trapo rojo. Lo tiras, lo ven, se ceban y se cena ancas de ranas ( aunque creo que está prohibida su caza).

Creo que me entienden vuestras mercedes.

Otro día opinaré algo más sobre el asunto. Ahora ando ocupado. Yo también tengo necesidad de vomitar las ruedas de molino.