Tela de lunares y guardia civil





Espectáculo retomado de un estreno de 2001, Tipical Ispanis tiene dentro mucha inteligencia escénica, humor sardónico y otros ingredientes que lo hacen refrescante e ingenioso. A los turistas debían llevarles al tablao y luego a la Sala DT (o viceversa), pues son las dos caras del falso tipismo de pandereta.





Pero aquí, y por eso es tan recomendable, hay mucho de honesto planteamiento, de contraste y de distancia. La procesión con nazarenos, las limpiadoras de fregona rosa chicle, los barrenderos municipales y los asiáticos que venden rosas aparecen vestidos magistralmente con tela de lunares de distinto calibre. Y 11 coplas de tradición son entonadas con garbo y pisando esa convención provinciana de que hay algo sagrado en la canción española. Aquí lo único sagrado es la risa franca que arrancan en el público, que debe ir, itinerante junto a los bailarines-tonadilleros por sótanos, pasillos en obras, el baño (donde la virgen se ha bajado de las andas para mear).

Y llega la escena del guardia civil que tiene un secreto y presume de macizo. En gayumbos de reglamento, con tricornio y capa le canta Y sin embargo te quiero a un retrato del Generalísimo cuyo marco, como no podía ser de otra forma, es de románticos topos pastel. El principio y el final dan el sentido. La plantilla juega al retablillo de los cómicos de la legua, arman y desarman su tinglado, sus candilejas y su forillo (de topos blancos sobre fondo encarnado, obviamente) y allí posan y entonan la Canción del olé. La onomatopeya del riá-riá pitá a coro destemplado abre la noche y la cierra, la tropa se retira exhausta y eufórica, nos ha dejado una lección de energía y de encarar los tiempos duros con el gallardo saber de las tablas y sus guiños.


http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/07/...90_934877.html