Los guardias civiles denuncian que se siguen falseando las estadísticas de delincuencia




Los principales sindicatos de la Guardia Civil siguen empeñados en denunciar uno de los males que perviven en el tiempo, por la dejadez de unos y el interés de otros. Año tras año las cifras sobre delincuencia en nuestro país se ven sometidas a un maquillaje depurador que tapona la cruda realidad: el número real de delitos sobrepasa con mucho al presentado por los diferentes Gobiernos a la ciudadanía. Un hecho que suele pasar desapercibido y que trasciende con cuentagotas, pese a que su importancia revela uno de los criterios clave para medir el grado de seguridad y desarrollo de un país.





Desde la Unión de Oficiales de la Guardia Civil aseguran que, efectivamente, las estadísticas “siguen sin ajustarse” a la realidad y que las cifras oficiales están reducidas en al menos un 20% con respecto a lo que acontece día a día en cuarteles y comisarías. “Hay un verdadero desfase entre la estadística judicial y la policial. Algo falla”.

Pese a que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, asegurara en abril de este mismo año, coincidiendo con las cifras de delincuencia de 2011, que la situación iba a cambiar por la modificación de la metodología estadística, lo que producirá “un incremento de las cifras de criminalidad hasta ahora conocidas”, la verdad es que las negligencias e irregularidades en las entrañas de las comandancias siguen revelando la ocultación de los números.

Todo está en manos de la llamada productividad. “Cada comisario, cada jefe de cuartel cobra por productividad, que está en función del número de delitos. Con menores cifras de delincuencia, mayor productividad y, por lo tanto, los responsables cobran más”, resaltan desde la Unión de Guardias Civiles. Un capitán puede llegar a percibir 700 euros al mes por productividad y un teniente, 600 euros; cantidades lo suficientemente importantes como para procurar que lo que sucede en las calles no desmonte la ya mermada nómina.

Desde esta última asociación aseguran que muchas de las denuncias por robo que entran en las comandancias salen de ellas tipificadas como hurtos. “Es la jugada de convertir un delito en falta”. “El hecho de que las cifras de criminalidad no sean escandalosas beneficia a los responsables y al propio Ministerio del Interior”. Son números, aseguran, que “no cuadran” con la disminución de efectivos –producto de la mermadas arcas públicas– y que son la constatación, por ejemplo, de que varios de los delitos que se producen en una jornada en una determinada localidad sean unificados como uno solo.

Desde el ministerio que dirige Jorge Fernández Díaz afirman que los métodos utilizados ahora son “más rigurosos” y que, como prometió el propio ministro, ya se ha puesto en práctica el hecho de publicar las estadísticas cada tres meses. En todo caso, y más allá de las buenas intenciones, el control en el entorno de los cuarteles se presenta como esencial.

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