LA GUARDIA CIVIL EN FUENTE-TÓJAR (CÓRDOBA), establecida en el año 1864.
Durante las Carnestolendas, era muy frecuente cantar ciertas estrofas (incitadoras, unas; picarescas, otras; graciosas, la mayoría) mientras se hacían corros o se danzaba. Fueran del tipo que fuesen, e independientemente de su ejecución (colectivamente, por parejas o una persona sola), eran coplas que siempre nos llamaron la atención y que a la vez escapaban, y escapan, a nuestro conocimiento, en cuanto a su origen y datación se refiere.

Venían a decir:


Llevan los guardias civiles/ cinta blanca en el sombrero,/ los zapatos relumbrantes/ y el bolsillo sin dinero./… Porque me quiere un civil/ me llaman “la civilera”,/ y en mi casa, los civiles,/ no pasan de la escalera./ Uno pasa y otro pasa/ y no pasa quien yo quiero./ ¿Cuándo querrá Dios que pase/ ese gracioso moreno?/ Ese gracioso moreno,/ que mi calle la pasea,/ como se mantenga firme/ logrará lo que desea./…


Estas coplas carnavalescas, de autor desconocido, bien debieron cantarse en la villa en una fecha indeterminada que pensamos fuese después de la llegada al pueblo de los primeros guardias civiles a comienzos de la década de los años sesenta del s. XIX, y que serían motivo de una inicial toma de contacto entre aquellos guardias solteros, alejados de sus respectivos lugares de nacimiento, y los vecinos de Fuente-Tójar, dando, probablemente, como resultado el noviazgo entre algún que otro guardia civil y alguna que otra tojeña. Que se cantasen dichas cancioncillas con anterioridad a esos tiempos, no lo creemos lógico, ya que, tal vez, la población, si es que tenía constancia de la existencia de la Guardia Civil, no estaría muy familiarizada con el Cuerpo.


Foto década de 1920-30









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