Draghi, preso de sus promesas: si no compra deuda pública, España será intervenida.
La caldera estaba a punto de estallar y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha abierto la válvula de escape. Una frase, apenas 17 palabras, han servido para dar un giro de 180º a la crítica situación de los últimos cuatro días: “el BCE está dispuesto a hacer todo lo necesario para preservar el euro y, créanme, será suficiente". Pero con ello, Draghi ha puesto las expectativas tan altas que no le queda otra salida que cumplirlas. Una decepción más obligaría a España a pedir el rescate al día siguiente.
Tan fuerte ha sido su efecto en el mercado que la prima de riesgo española perdió de una tacada ayer 50 puntos básicos y se alejaba de los peligrosos 600, mientras que el Ibex saltaba más de un 6%, la mayor subida desde que se creó el fondo de rescate en mayo de 2010, con los bancos disparados hasta un 10%.
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