Los agentes imputados por cubrir a narcos usaban medios de la Guardia Civil





Los guardias civiles imputados por ofrecer cobertura a narcotraficantes para introducir alijos de hachís desde Marruecos empleaban los dispositivos de vigilancia de la Guardia Civil para detectar las labores de vigilancia de las patrulleras del instituto armado y advertir a los traficantes.





Así se relata en el el auto de conversión de las diligencias judiciales a procedimiento abreviado, dictado el pasado mes de junio por el titular del Juzgado de Instrucción número 11 de Málaga, Juan Francisco Ramírez Barroso, y al que ha tenido acceso EL MUNDO de Málaga.

En el citado auto se refiere cómo uno de los principales implicados en las labores de contravigilancia a favor de los narcos, agente del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) del instituto armado en Málaga, acudía a los lugares en los que iban a desembarcar los alijos «en posesión de un radioteléfono Sirdee de dotación», y esto «a pesar de estar de baja laboral».

En una de las operaciones de narcotráfico que figuran en el sumario, desarrollada el 21 de septiembre de 2010, el agente aguardaba la llegada de un cargamento apalabrado por él mismo unos días antes durante un viaje a Marruecos, provisto de uno de los radioteléfonos Sirdee adjudicados a su grupo de agentes.

En un momento dado la embarcación con la droga fue avistada por una patrullera de vigilancia de la Guardia Civil que se dispuso a interceptarla, y «sin motivo aparente» la nave de los traficantes puso rumbo mar adentro, al tiempo que el agente procesado huía por carretera para impedir ser localizado en las inmediaciones del lugar. La patrullera no pudo dar alcance a los narcotraficantes, que arrojaron los fardos con la droga al mar.

En otra operación, desarrollada el 11 de octubre de ese año, el agente acudió horas antes del alijo, y sobre las 22.40 horas de la noche, a la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga para recoger el equipo de transmisiones Sirdee, y marcharse después hacia Benalmádena.

«Mira a ver qué escuchas por ahí», le llega a decir uno de los responsables de la red de tráfico de drogas al agente durante la operación, durante una llamada entre los teléfonos de seguridad que ambos empleaban, y que habían sido intervenidos a raíz de la investigación abierta por los responsables de la unidad de Asuntos Internos de la Guardia Civil. Lo que el agente «escuchaba por ahí» eran, en tiempo real, las comunicaciones de la Central de Servicio, del Servicio de Vigilancia Aduanera y de las distintas patrullas.

El agente avisó entonces a su interlocutor por SMSde que la embarcación con casi 1.800 kilogramos de hachís y sus ocupantes habían sido interceptados. Durante esa operación el agente en cuestión fue detenido en su coche por Asuntos Internos, que le intervino allí mismo el radioteléfono, y en su vivienda hasta 35 teléfonos móviles, a los que hay que sumar los hallados en su taquilla y en su vehículo.
Dinero a espuertas

La actividad ilícita cometida presuntamente por estos agentes de la Guardia Civil les reportaba importantes ingresos en efectivo, que según relata el juez instructor utilizaron para adquirir bienes, sobre todo inmuebles, mediante los que habrían blanqueado el dinero obtenido.

De este modo uno de los principales imputados, agente del EDOA, junto con su mujer, abogada de profesión, adquirieron un chalé en Benalmádena mediante un cheque de 160.000 euros, pagando al margen unos 500.000 euros en metálico.

Posteriormente adquirió una casa de madera en Villanueva del Rosario también en metálico, que se sumó a las dos viviendas que la pareja tenía en Málaga capital, a los dos locales comerciales en Málaga y Benalmádena y a una plaza de garaje.

Asuntos Internos descubrió, además, que el agente en cuestión pretendía abandonar su actividad como guardia civil, para lo que se puso de acuerdo con Soufiane B., otro de los investigados, para invertir el capital obtenido mediante sus actividades ilícitas en un negocio en Marruecos.

Para ello crearon una empresa de eventos en Marruecos, adquiriendo vehículos antiguos para alquilarlos con conductor. Simultáneamente idearon crear una empresa de seguridad en Tanger que trabajaría como filial de la empresa española Sistemas de Seguridad 8x8 S.L. mediante una franquicia.

Gracias a la protección con la que contaba por parte de los agentes procesados, Soufiane B., que actuaba como confidente, obtuvo un importante incremento patrimonial, poniendo sus bienes a nombre de su madre en Marruecos.

Inició además la creación de una empresa de transporte con un capital de 300.000 euros, adquiriendo 15 furgonetas minibús. Adquirió además un BMW serie 5 y efectuó en Algeciras una exposición de cuadros, intercambiados por lanchas y parcelas. Tenía demás un porche cayenne, un boxter y un peugeot 407.


http://www.elmundo.es/elmundo/2012/0...344185200.html