Entiendo el cabreo del señor Jlopez. Y considero que tiene gran parte de razón en que se pueden minimizar los efectos de un incendio si hay un protocolo previo de prevención y de actuación.
No comparto su optimismo en la supuesta facilidad de controlar y posteriormente extinguir un incendio forestal ( ni forestal ni urbano)cuando entran en juego multitud de circunstancia de todo tipo que inciden en los resultados. Hay condicionantes meteorológicos que crea el propio incendio y la orografía, y que no siempre son predecibles. Hay fallos técnicos que son susceptibles de complicar drásticamente una intervención ( una simple válvula neumática o hidráulica en un autobomba, lo puede dejar fuera de juego en el momento menos oportuno)
No sé. Me podría tirar horas enunciando condicionantes positivos y negativos, pero no serviría para nada.
Ciertamente la lucha contra el fuego en general se asemeja mucho a una batalla, y hay que planificar todo ( prevención, acción, y asentamiento) como si fuera una guerra, con estrategias y tácticas, con material, con suministros y logística; e incluso y afortunadamente ahora, con acciones aéreas. Todo un mundo.
Como en los conflictos belicos, lo mejor es no tener que intervenir, y para eso hay que hacer una política de prevención, que tiene dos vectores. Unos es el elevado coste, y el otro es el esfuerzo humano. Hoy la lucha contra el fuego es un negocio más, y es el dinero quien crea los condicionantes. Antes era el esfuerzo y el sacrificio personal de cada individuo.
Hoy cualquier calleja de cualquier pueblo de España la encontrareis llenas de maleza y de zarzas. Nadie lo limpia. Cuesta esfuerzo y pensamos que debe ser otro (el estado con sus medios) quienes solucionen todo esto. Vete tú a decir a un mozo de cualquier sitio, que antes de irse de fiesta el sábado y el domingo de cualquier día de primavera vaya a limpiar el campo de su municipio. Te manda a tomar por culo y se toma dos cubatas en vez de uno. Antes, sus padres y con toda seguridad sus abuelos contribuían con su trabajo, su tiempo y sus herramientas al trabajo de mantenimiento y acondicionamiento de SU tierra; y eran conscientes de que se hacía en beneficio propio y en el de sus vecinos.
¿Sabéis lo qué es “tocar a rebato”? Pues no es ni más ni menos que el antiguo toque de las campanas a fuego. Antes, cuando se tenía noticia o avistamiento de una pequeña columna de humo, hasta el más tonto del pueblo se liaba a tocar las campanas y hasta los cojos salían pitando a luchar con medios de circunstancias ( generalmente ramas) para que SU TIERRA no se quemase. Ahora todo el mundo se asoma, se queda mirando y piensan que “alguien” ya habrá llamado a los bomberos ( que generalmente están acuartelados a bastantes kilómetros). Cuando estos quieren empezar su labor, un pequeño fuego de rastrojos o monte bajo, ha cogido “chicha” y cuesta Dios y ayuda para controlarlo.
De estupideces humanas sin maldad que originan fuegos, podría empezar y no terminaría. Pensad que la mayoría tiene una cultura urbanita, en la que todo debe estar controlado y siempre hay “alguien” que se ocupa de arreglar las cosas. Antes un segador en medio de la faena se fumaba un petardo de Ideales y no pasaba nada. Ahora nos ha dado por hacer barbacoas (que queda de **** madre como en las pelis de los yankees) y a la primera de cambio la monta de padre y muy señor mío.
Na. Que esto es mu complicao.
Lo que me duele es la pérdida de vidas humanas.
Para no aburrir al personal, solo quiero hacer un pequeño homenaje a todos esos currantes que sudan la gota gorda para mantener nuestros campos y nuestros montes como deberíamos dejarlos a nuestros hijos; y que la memoria de los que murieron peleando con el fuego no se borre nunca de nuestras memorias. Ellos son los otros héroes de cada verano.
Va por vosotros, compañeros.
Marcadores