Reflexión.

Toda ser humano está expuesto a los elementos que le rodean. De las decisiones que tome dependerá en buena medida su porvenir.

Son las leyes que el hombre crea quienes regulan la conducta y la canalizan para su práctica en la vida en sociedad.

Cuando un individuo se salta sus normas de conducta más básicas, son las leyes y su imposición por ejecución las que en primer lugar, han de

castigar en justa medida , y después, reconducir la conducta para con la sociedad.

La justicia divina no existe, lo divino no interviene, de ser así, entre otras cosas, ningún guardia civil ni resto de gente inocente habría

muerto a manos de estas ratas inmundas. Estamos sometidos a nuestros propios actos por un lado, y a la fuerza de la propia naturaleza por el otro.

La naturaleza manda y los actos del ser humano pueden y deben regularse y ejecutarse.


Ayer acudí al entierro de mi cuñada. 57 años. Murió tras una larga y penosa enfermedad de cáncer. Todo el mal que hizo esa mujer en su

vida fue criar a tres hijos y vivir para trabajar. Quiero concluir con ello, que el que por libre elección decide matar, por absoluta imposición y

con todo el peso de la ley debería pagar por ello.

¿Que tiene cáncer?, pues mira, que le dure lo suficiente para ver deteriorarse su cuerpo hasta el extremo, pero no es de justicia (Esa que .

puede aplicar el ser humano) que este asesino disfrute de una libertad y vida que le fue negada a cada víctima.


A un hombre o mujer, no se le pueden exigir principios, ética o moral, ni valores o conductas de ningún tipo si precisamente son los jueces los que se encargan con sus decisiones de tirar por tierra todos sus pilares.

Si la ley no se aplica con toda su fuerza, la justicia se desvanece.