Lo mejor es el compañerismo, esa confianza en el de al lado, esa lealtad inquebrantable entre todos sus miembros que nos hacen ser lo único "mediogüeno" que queda. Ese grandioso servicio prestado al ciudadano, a diario, a cualquier hora, y cómo ellos te lo agradecen.

Lo peor es esa sensación que se te queda a final de mes, cuando nos ingresan esas peasos de nóminas, sabiendo que nuestros compatriotas, esos que cobraban 2500 euros en B (que se sepa y sin contar el paro), hace apenas dos o tres añitos por poner enchufes, grifos o ladrillos, ahora no tienen para comer.

Y ahora voy a dejar de decir gilipolleces y volveré a la realidad.