Para esto no hay recetas mágicas.
Lo mismo que el árbol se guía desde pequeño para que crezca sano, fuerte y derecho, a los niños hay que educarlos desde pequeños, inculcándoles la ética o valores humanos.
Pero en nuestra sociedad actual, tal vez habría que empezar inculcando esa ética a los padres, porque si no difícilmente podrán transmitirla a los hijos.
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