Un forajido impune en Andalucía


Diccionario Inteligente
23 Agosto 12 - - T. M.

Mientras los tribunales, la Policía y la Guardia Civil cumplían con su cometido –investigando los asaltos a los supermercados, la «okupación» de fincas y llamando a declarar a los autores de dichas fechorías– en el terreno político, las hazañas del diputado de IU y alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, no han tenido consecuencia alguna. Y mucho menos, castigo. Aunque en un primer momento los socialistas andaluces, y el mismo jefe del Ejecutivo, José Antonio Griñán, renegaban de las actividades de Gordillo y sus «seguidores», poco después los socios de Gobierno de IU en la Junta de Andalucía mostraban su lado más político, o lo que es lo mismo, el más interesado. Hasta tal punto que, lejos de reprobar la reacción del alcalde de Marinaleda, justificaron sus actos, al igual que hiciera el portavoz de IU en el Congreso, Gaspar Llamazares, y echaron por tierra cualquier tipo de reprobación en el Parlamento andaluz. De este modo, daban alas al parlamentario para seguir con sus peculiares protestas, alejadas, cada vez más, de la legalidad vigente. El objetivo: no perder la Junta.

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