Este señor por llamarlo de alguna manera, no es solo el secuestrador de Ortega Lara, asesino a tres personas, entre ellas, a mi amigo y compañero MARIO LEAL VAQUERO, al cual cazo, y digo cazo porque no hay otra manera de decirlo cuando Mario estaba dentro de su vehículo estacionado, y le llego por atrás, y le vació el cargador de la pistola, sin ninguna oportunidad a defenderse, en la localidad de Mondragón, Mario pertenecía al Puesto de Arechavaleta y dormíamos en el mismo dormitorio. Hombre joven, casado y con una hija de corta edad, a la cual el impresentable este la hizo crecer sin padre, pero por lo que he visto su madre ha sabido mantener en ella despierta la llama y el recuerdo de él.
Aun parece que lo estoy viendo de patrulla o en su R-11 color azul, después de acabar el nocturno macharse con tres días a ver a su esposa e hija.
Este asesino, no se ha arrepentido, no ha reparado el daño causado y está en la calle.
¿Cuantos presos mueren en prisión por enfermedades irreversibles?
Señores ETA, nos está ganando la guerra en los Juzgados.
Esto en otros países muchos más democráticos que España no hubiera sucedido. Las víctimas otra vez humilladas.