Aquí hay dos fenomenales problemas, dos:

El primero, que los políticos muestran su verdadero nivel con el circo que montan alrededor de esta simpleza.

Dimite Olvido.
No dimitas Olvido que te apoyamos...

¿Pero qué apoyarán...?


El segundo y más importante, hay que esperar que el político de turno tenga la intención de dimitir contraria a su natural intención de agarrarse al puesto, que es lo que verdaderamente le importa, el puesto.

Pero no pueden lograr los ciudadanos cesar a un político; eso no pueden. Pueden pedir por favor que cese un chorizo o un inepto, si lo tiene a bien. No es el ciudadano el dueño del puesto del administrador, que es el administrador el auténtico dueño de sus administrados. Lo mismo que antes de la Revolución Francesa, lo mismo.



Y ese me temo es el verdadero problema en todo este circo que es solo una muestra más del absoluto papel decadente que muestran cada día los políticos españoles ante el mundo.


Sobran políticos, y los de los ayuntamientos absolutamente todos. Las necesidades de un pueblo son tecnológicas y técnicas, no políticas.

Saludos