Estamos recogiendo, ni más ni menos, que el fruto de cerca de 40 años de complejos por parte de los gobernantes españoles. Durante ese tiempo, se ha permitido a los nacionalistas manipular la educación de los niños. Nuestros gobiernos han permitido que se esconda a nuestra Nación en esos territorios, amparando gestos y actos que en un país sin complejos serían carne de Tribunal y presidio. Ahora recogemos los frutos, y esos frutos sin duda están envenenados.

Hemos estado impasibles ante quemas de banderas, insultos a los símbolos de nuestra Nación, el ninguneo y desobediencia hacia las sentencias (sobre todo en materia lingüístca). ¿Cómo se puede permitir, en un país serio, que denuncien a un comerciante por rotular en castellano? De pena, todo ha sido de pena. Y lo peor es que estamos viendo como empieza, pero no como acaba.