Retrato de sayón; por Martín Prieto

Diccionario Inteligente
14 Septiembre 12 - - Martín Prieto

Se ha escrito y filmado algo sobre ETA (nada definitorio) y, por razones de seguridad, prácticamente nada sobre inestimables servicios antiterroristas de la Guardia Civil, sin desmerecer a otras fuerzas del Estado. Ortega Lara llevaba casi dos años secuestrado por la banda y se le hubiera dado por muerto de no ser porque se trataba de un chantaje para acercar presos al País Vasco. El equipo operativo de la Guardia Civil no cayó en el desaliento y a falta de pistas y confidencias acotó un área de monte con caseríos donde teóricamente e intuitivamente podía estar el zulo. La vigilancia y los registros fueron infructuosos y empezaron a estudiar el consumo de luz en la zona. Sin ordenadores, día y noche, porque Ortega no podía resistir mucho más, repasaron los albaranes de las eléctricas hasta dar con uno que facturaba una pequeña cantidad durante las 24 horas. Volvieron a un taller de máquinas y herramientas a cargo de Uribetxebarria Bolinaga, de donde procedía la luz que nunca se apagaba y que era la bombilla colgante del agujero de topo del supliciado. Bolinaga no se alteró, porque la maquinaria era pesadísima y como encastrada al piso. Un guardia advirtió una modificación en el polvo bajo un torno y empezó a empujarlo hasta descubrir el agujero y oír a Ortega que creía que, al fin, le iban a matar. Él mismo había decidido su ahorcamiento con unos plásticos. Si el esforzado número hubiera tenido menos vista, Ortega habría quedado enterrado vivo. Bolinaga es un soldado valeroso; antes había asesinado a tres guardias civiles con premeditación y alevosía, sin darles posibilidad de defenderse; a uno le descerrajó sólo 18 tiros para que no sufriera demasiado. Bolinaga va a reunirse con los suyos mientras sus muertos sólo tienen la caridad del cementerio o de una vida truncada.

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