Jesucristo fue considerado un blasfemo por ser carnal, humano. Un hombre que se proclamó así mismo como hijo de Dios llegado a la vida de los demás para enseñarles el mensaje del creador.
Jesucristo fue masacrado por suponer un enfrentamiento contra el sistema del momento, contra el imperio. Hoy día, su mensaje sigue llegando a aquellos oídos
que se muestran fieles a sus enseñanzas; sin embargo, la sociedad evoluciona. Sin ir más lejos, aquí en España, hace apenas cuarenta años, los chavales ibamos
a la escuela y lo primero que hacíamos antes de sentarnos en nuestra silla era rezar de pié un padrenuestro. Hoy día, los crucifijos se debaten entre permanecer
o desparecer de los lugares públicos mientras observamos que en esta nuestra España hemos de respetar las costumbres o mandamientos de otras religiones.
Hoy día, acudimos a continuas ridiculizaciones y parodias de la figura de Dios y de Jesucristo.
Hay mujeres a las que no se les permite mostrar su cabello o rostro, no se les permite relación alguna con varón que no sean marido e hijos, entre tanto, esos maridos pueden tener tantas mujeres como puedan satisfacer.
Cuanto menos resulta de lo más hipócrita no respetar otras religiones como la cristiana, no solamente no respetando sino persiguiendo y asesinando a otros adeptos de ideologías diferentes.
Hay una constante que no falla y no es otra que "todo aquello que es novedoso por inusual se convierte en usual y ordinario por su reiteración".
Creo que sencillamente, solo importa aquello a lo que le damos importancia y la bola de nieve crece en tanto no llega a la falda de la montaña.
Quiero concluir que si estos vídeos se filmaran más a menudo y desde distintas partes o países se dejaría de darle importancia y exclusividad. Somos nosotros los que encumbramos ese tipo de conductas radicales en lugar de denunciar de manera masiva las consecuencias de los radicales que la malinterpretan en perjuicio de los demás y demás religiones tan válidas como la suya.
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