No puedo opinar. Estoy compungido y siento una pena tremenda por cada uno de mis poros. Ahora mismo me largo que tengo cogida la vez en la cola para rendir homenaje a D. Santiago y luego algún compañero del metal se cuela ( seguro que será algún trosquista).

Pues nada. A D. Santiago le pasa como a los de mi tierra; que cuando nacen los bautizan, y cuando mueren los entierran.