Si nos centramos exclusivamente en el cava los efectos no serían apreciables, pero es que son múltiples los productos catalanes que se pueden sustituir por los hechos en otras partes del territrio nacional. Yo es algo que practico desde hace tiempo, pero por una cuestión de mera solidaridad, no por temas políticos.
Resulta que cuando compro un bien pago el IVA correspondiente por el mismo, ya sea superreducido, reducio o general, pues bien, cuando compro un producto catalán, esa parte del precio que se va en impuestos y que YO pago, se lo quedan los catalanes. Si hago lo propio, pero con un producto fabricado, hecho, importado o caído del cielo en La Rioja, Madrid o Valencia, por poner unos ejemplos, esa parte de mí dinero que tan generosamente pago en concepto de impuestos podrá revertir de nuevo en mi localidad, en la vecina, o en otra de más allá.
Si compro catalán lo MÍO se queda allí, así de sencillo. Defiendo por tanto la sociedad globalizada, no la localista y aldeana que propugnan los nacionalistas catalanes.
Marcadores