Lo que me causa verdadera rabia en este tema, Jumangi, es que al final el que paga y va a pagar los platos rotos es el ciudadano de Lérida, como el de Calahorra o el de Cáceres. Siempre pagan los ciudadanos los desastres de nuestra clase política. Véase la Historia.
Pero me temo que en algún momento los ciudadanos deben dejar de comportarse cual rebaño ávido de poner una papeleta en busca de su nuevo amo. Eso de negrito bueno vota amito político.
No parece haya otra solución.
Un saludo
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