Apreciado Trevélez:
Que así sea, y que los duendes de la empatia resalten las bondades y querencias de cada individuo, con el beneplácito de la rectificación en el largo aprendizaje de la juventud, propia o ajena.
Me ponía en primera persona en contra de ejercer la opinión lapidaria, por tener la costumbre, querencia y firme convencimiento de que sólo debo representarme a mi misma.
Ay de quien nunca se equivoque [ ... ]
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