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  1. #101
    General de Brigada Avatar de Trevelez
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    Cardinales.

    5. Cuando se usan como sustantivos, los cardinales sí presentan variación de número y adoptan el plural que les corresponde según su forma (ceros, unos, doses, treses, cuatros, cincos, seises, [...] dieces, onces, doces, treces, etc.): «Toda la historia empezó con una partida de dados, si antes de la tercera salen cinco seises te mato» (Cela Cristo [Esp. 1988]); «El cazador Rosario me sirvió cinco cartas: me tocaron tres doces» (Scorza Tumba [Perú 1988]). Cuando son adjetivos o pronombres, carecen de variación de número; por su significado, el cardinal uno solo se refiere a sustantivos singulares:Tengo solo un abrigo; Este mes solo me han puesto una multa; los demás cardinales, puesto que indican siempre cantidad superior a la unidad, solo se refieren a sustantivos plurales: Necesito que me prestes mil doscientos euros; Este mes ya llevo tres multas. El cardinal cero constituye un caso especial, pues aunque expresa ausencia de cantidad, se antepone siempre, como adjetivo, a sustantivos plurales: «De regreso a París, me encontré con [...] cero pesos en la cuenta bancaria» (Jodorowsky Danza [Chile 2001]).

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    Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada

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  2. #102
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    6. Las voces millar, millón, millardo, billón, trillón y cuatrillón son sustantivos, a diferencia de los demás cardinales, cuya función primaria es adjetiva; por lo tanto, cuando estos numerales cuantifican por sí solos a un sustantivo, este debe ir necesariamente precedido de la preposición de: un millón de personas, dos billones de pesos; pero si, por formar parte de un numeral complejo, van seguidos de otros cardinales, el sustantivo cuantificado no va precedido de preposición: un millón doscientas mil personas. Lo mismo sucede si se escriben con números: 1 000 000 de personas, 1 200 000 personas. Además, estos sustantivos numerales, cuando se usan en singular, deben ir siempre precedidos de un determinante: Acudieron un millón doscientas mil personas (no Acudieron millón doscientas mil personas); Mañana te devolveré el millón de pesos que me prestaste. El caso de mil es especial, puesto que pertenece a ambas categorías: mil es el adjetivo cardinal correspondiente al número 1000: mil casas, mil personas; mientras que el plural miles es un sustantivo masculino sinónimo de millares (→ mil): miles de euros, muchos miles de personas, etc.

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  3. #103
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    7. Cuando la cuantificación es imprecisa, los numerales cardinales se combinan con las expresiones y tantos e y pico (→ pico, 2).

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  4. #104
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    8. Además de su uso propio para expresar cantidad, los cardinales se emplean a menudo, en el lenguaje corriente, para expresar orden, reemplazando en su función a los ordinales (→ ordinales): «Un pibe se cayó desde el piso once y se salvó» (Rovner Pareja [Arg. 1976]). Este fenómeno es tanto más frecuente cuanto mayor es el número de orden que debe expresarse; así, frente a expresiones como el quincuagésimo séptimo aniversario, de carácter marcadamente culto, en la que se ha utilizado el ordinal propiamente dicho, encontramos con mucha más frecuencia, en la lengua corriente, el cincuenta y siete aniversario. Lo que no debe hacerse, en ningún caso, es mezclar ambas series, ordinales y cardinales, como ocurre en este ejemplo: «Se realizó[...] un homenaje a Roque Sáenz Peña con motivo de cumplirse el trigésimo un aniversario de su muerte» (Arenas Buenos Aires [Arg. 1979]); debió decirse el trigésimo primer aniversario o el treinta y un aniversario. Aunque el uso de los cardinales con valor ordinal es más frecuente cuando se refieren a números altos, también se da en referencia a números bajos; así, se dice tanto piso siete como séptimo piso o piso séptimo. En cuanto a su colocación, los cardinales con valor ordinal se anteponen a los sustantivos que designan acontecimientos, aniversarios o celebraciones, pero se posponen en el resto de los casos; así, se dice la cuarenta y una edición del festival, el treinta y cinco aniversario, pero no *la treinta y cinco página, sino la página treinta y cinco. Cuando el cardinal con valor ordinal se pospone a un sustantivo femenino, es posible la concordancia de género: la página doscientas, la habitación trescientas doce; pero suele ser más frecuente el uso en aposición del sustantivo masculino que corresponde al nombre del número: la página doscientos, la habitación trescientos doce. De manera general y sistemática se emplean siempre los cardinales para expresar orden en la designación de los años:(año) mil novecientos noventa y ocho, (año) dos mil uno, etc.; y de los días del mes: tres de diciembre, cuatro de octubre, etc., aunque para referirse al día uno puede usarse también el ordinal primero (→ primero, 3). En el caso de las series de papas y reyes con igual nombre, se utilizan, en la escritura, los números romanos (→ números, 3), que se leen como ordinales hasta el número diez (aunque en este último caso puede usarse también el cardinal):Felipe IV (se lee Felipe cuarto), Enrique VIII (Enrique octavo), Alfonso X (Alfonso décimo o diez); pero a partir del diez se leen siempre como cardinales:Luis XVI (Luis dieciséis), Juan XXIII (Juan veintitrés). Para referirse a los siglos, del i al x se usan indistintamente cardinales y ordinales, con preferencia culta por estos últimos: siglo i (se lee siglo primero o siglo uno), siglo ii (siglo segundo o siglo dos), etc.; pero del siglo xi en adelante, el uso general solo admite los cardinales: siglo xi (se lee siglo once), siglo xviii (siglo dieciocho), siglo xxi (siglo veintiuno), etc.

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    9. Los numerales que corresponden a las decenas se utilizan pospuestos a la palabra año para expresar la década correspondiente: los años treinta (→década, 2).

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  6. #106
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    Ceceo.

    Consiste en pronunciar la letra
    s con un sonido similar al que corresponde a la letra z en las hablas del centro, norte y este de España (→ z, 2a); así, un hablante ceceante dirá [káza] por casa, [zermón] por sermón, [perzóna] por persona. El ceceo es un fenómeno dialectal propio de algunas zonas del sur de España y está mucho menos extendido que el seseo (→ seseo).

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  7. #107
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    Colores.

    1. Género.


    Los nombres de color, cuando se usan como sustantivos, son siempre masculinos: el verde, el amarillo, el rojo, etc. Cuando funcionan como adjetivos, si son de dos terminaciones (blanco, -ca; negro, -gra; rojo, -ja; amarillo, -lla, etc.), se usa la forma masculina o la femenina según sea el género del sustantivo al que modifican: falda roja, pantalón negro. Pero si, para designar matices, el nombre de color se halla a su vez modificado por otro, o por un adjetivo como claro, oscuro o similares, lo normal, de acuerdo con el uso mayoritario, es usar ambos términos en masculino, incluso en referencia a un sustantivo femenino: «Leichtlinii, de gran flor rojo oscuro» (Alonso Plantas [Esp. 1980]); se supone, en estos casos, la elisión del sustantivo masculino color; no obstante, también es posible la concordancia en femenino: «La tierra era marrón clara» (Bolaño Detectives [Chile 1998] 369).

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  8. #108
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    2. Plural. Para el plural, los nombres de color siguen las pautas siguientes:

    a) Cuando funcionan como sustantivos, hacen el plural de acuerdo con las reglas generales (→ plural, 1), esto es, los blancos, los rosas, los carmesíes ocarmesís, los azules, los marfiles, los grises, etc.: «La piel cremosa y suave, el largo pelo oscuro, el azul desteñido de los tejanos se pierden y se desvanecen absorbidos en los rosas, los malvas, los azules intensos del tapiz» (Tusquets Mar [Esp. 1978]). Si, para designar matices, el nombre de color lleva en aposición otro sustantivo, este último permanece invariable: los verdes botella, los grises perla, etc.

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  9. #109
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    2. Plural. Para el plural, los nombres de color siguen las pautas siguientes:

    b) Cuando funcionan como adjetivos, hay que distinguir entre los nombres que designan únicamente colores, los cuales concuerdan siempre con el sustantivo al que modifican (faldas rojas, pantalones verdes, ojos azules, etc.), y los nombres que designan primariamente una flor, un fruto, una sustancia o un objeto que tienen ese color característico, los cuales pueden usarse en aposición y permanecer invariables en plural (ojos malva, faldas naranja, camisas añil, etc.) o concordar con el sustantivo, con funcionamiento plenamente adjetivo (ojos malvas, faldas naranjas, camisas añiles, etc.). Si, para designar matices, un nombre de color se halla a su vez modificado por otro, o por un adjetivo como claro, oscuro o similares, lo normal es mantener ambos elementos invariables en singular, de acuerdo con el uso mayoritario (pantalones verde botella, ojos azul claro, etc.): «Grotescos tanques flotantes que van contaminando las aguas azul turquesa» (Bojorge Aventura [Arg. 1992]); «Ha depositado las bolsas sobre las losetas gris perla de la cocina» (Azúa Diario[Esp. 1987]); «Es un arbusto de lento crecimiento, con hojas verde oscuro» (Marsigno Jardinería [Arg. 1991]).

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  10. #110
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    Coma2.

    Signo de puntuación (,) que indica normalmente la existencia de una pausa breve dentro de un enunciado. Se escribe pegada a la palabra o el signo que la precede y separada por un espacio de la palabra o el signo que la sigue. No siempre su presencia responde a la necesidad de realizar una pausa en la lectura y, viceversa, existen en la lectura pausas breves que no deben marcarse gráficamente mediante comas. Aunque en algunos casos el usar la coma en un determinado lugar del enunciado puede depender del gusto o de la intención de quien escribe, existen comas de presencia obligatoria en un escrito para que este pueda ser correctamente leído e interpretado. A continuación se exponen los usos normativos de la coma.


    1. Usos lingüísticos


    1.1. Para delimitar incisos. Deben utilizarse dos comas, una delante del comienzo del inciso y otra al final. En este caso, la coma sí indica pausa y el inciso se lee en un tono más grave que el del resto del enunciado. La mayor parte de las veces puede alternar, en este uso, con la raya (→ raya) y con los paréntesis (→ paréntesis, 2a). Los incisos pueden ser:


    1.1.1. Aposiciones explicativas: Cuando llegó Adrián, el marido de mi hermana, todo se aclaró.

    http://www.rae.es/dpd/srv/search?id=V1EqcYbX4D61AWBBrd
    Última edición por Trevelez; 19/09/2013 a las 06:37
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