Pues si paseando una tarde te tropezaras con el fiscal y su señora y al ver que va perfumada la llamaras fornicadora, veríamos dónde ibas a acabar tú.
Pues si paseando una tarde te tropezaras con el fiscal y su señora y al ver que va perfumada la llamaras fornicadora, veríamos dónde ibas a acabar tú.
Saludos.
Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada
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