Sepa vuestra merced, maese López, que un servidor se conforma con no pasar de mero aprendiz de incordiador. Y me da igual que sea en las escaleras de san Ginés o en las de San Cipriano, que es la parroquia de mi barrio.
Hablando de urbanitas y bichejos reptiloides.
Lo de los urbanitas es muy curioso. No solo se quedan alucinaos con los bichejos; si no con cualquier cosa que esté fuera del asfalto y del ladrillo. Supongo que no han conocido otra cosa y piensan que todos los animales son como sus mascotas ( que al fin y al cabo es una forma de traer la naturaleza a su terreno de forma artificial)
Hace unos días un colega se quedaba admirado ante el famoso cardo que aparece como símbolo en la película esa del escocés carapintada medieval. Andaba el gachó ensimismado preguntando cómo se podría hacer él con un ejemplar de semejante vegetal . Al decirle que eso era una de las muchas variantes del vulgar cardo borriquero, se quedó con la boca abierta. Luego, cuando se le indicó que en cualquier vertedero o solar madrileño lo podría encontrar, ya alucinaba. Yo no sé que se pensaría el buen hombre que era aquello.
De las culebras y víboras ya es otra cosa.
En general todos tenemos grima a los reptiles en general. No te cuento los circos nocturnos que monta la parienta con una pobre salamanquesa que se busca el sustento en nuestra terraza; y los disgustos que se lleva el pobre animalico tratando de huir del escobetón. Hasta saltar de la pared la he visto tratando de huir de su verdugo.
Aquí, en las Españas, solo hay un tipo de reptil venenoso y que puede ser peligroso para niños y ancianos. Es la famosa víbora. Hay varias especies. La más abundante es la víbora de Lastate, o víbora hocicuda. Casualmente el Guadarrama alberga una gran cantidad de ellas. No atacan a no ser que se las moleste. Claro que tratar de coger una piedra o sentarse encima, ellas lo interpretan como una agresión y se defienden. Lo mejor es educar a la gente (y niños en particular) que no se debe rebuscar entre las piedras del campo, y sin ven a un ejemplar de estos bichos, lo mejor es alejarse, dejarlas a su aire, y ellas harán lo mismo.
En España hay otras dos especies. La Áspid, al norte, y la de Seoane. Todas tienen veneno y su picadura crea serios problemas; pero no es mortal salvo en personas con pocas defensas o enfermas, y en los niños pequeños.
No son muy grandes, lo que dificulta su avistamiento, y su particularidad más característica está en la pupila de sus ojos. Todas las víboras lo tienen vertical. Pero no se os ocurra agacharos para tratar de ver bien como tienen la pupila.
El resto son culebras, que pueden llegar a morder, pero que carecen de veneno.
Hay una que para defenderse se transforma en lo más parecido a una víbora ( la culebra viperina),tiene un dorso similar al de la víbora, y para parecerse más a su prima, hincha la cabeza y pasa a ser de forma triangular; pero es puro circo; la delata su tamaño (mayor) y sus ojos ( son de pupila redonda). Hay otra muy bonita y que alcanza grandes dimensiones, creo que es la Coronella. Y otra que llega a defenderse con la cola, a la que llaman Bastarda.
Evidentemente estos bichejos encuentran un buen cobijo entre los trastos que los humanos dejamos en nuestros inmaculados jardines de los chalets. El personal piensa que son los únicos que habitan en el campo y andan por el mundo sin la más mínima precaución. Hay que mentalizar a la gente que es al contrario. Somos nosotros los que ocupamos los hábitats naturales de ellos.
El mejor consejo que puedo dar, es que en el campo se utilice siempre el calzado adecuado (queda excluido terminantemente las chanclas y los zapatos de tacón para las señoras), y que siempre os acompañe un palo para remover las cosas antes de usar las manos. Cuidado también en los alrededores de fuentes y manantiales.
Y ya sabéis…menos los mosquitos…el resto de animales tienen derecho a la vida.
Saludos.
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