El hombre siempre ha estado a tortas y leches con la naturaleza y los demás animales intentando comerse a los demás sin que le coman.
El mito del buen salvaje es sólo un mito de urbanita desconocedor de salvajes.
En su afán por modificar el entorno en un sentido protector y de rendimiento de recursos, se hicieron las ciudades.
Cuando sale de las ciudades, los domingos, animado de su espíritu ecologeta, se lleva el camping gas, el móvil, el termo y la nevera, la bicicleta de aleación ultraligera y el abrigo de gore tex, montado en su coche todoterreno que quema unos cuantos litros cada vez que sale a comprar el pan.
Y con todas las comodidades urbanitas, dice tópicos sobre la belleza de la vida natural, sin que sepamos en absoluto, que es eso de la vida natural. Porque lo natural es morirse de apendicitis sin recursos urbanitas.
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