La comisaría más grande de Valencia se cae a trozos desde hace casi 20 años
Desde entonces todos los políticos han incumplido sus promesas de reforma
El año pasado comenzaron las obras, pero la Policía cree que son insuficientes
La fachada se desploma, hay plagas, escombros, y estancias enteras se caen
Sólo hay un chaleco antibalas por cada cinco funcionarios por falta de recursos
'Hace menos de un año un compañero se contagió de sarna', denuncian

En la calle Zapadores de Valencia se encuentra la comisaría de Policía más grande de la Comunidad Valenciana, una de las mayores del país. A sólo una manzana hay un Parque de Bomberos. Muchos comprarían piso por la zona pensando que era el barrio más seguro de la ciudad. Error.

A Zapadores van los ciudadanos a hacerse el DNI y los políticos a prometer obras. Y así desde hace años. "Desde que se fue el ejército en los ochenta, que el edificio está así", explica un agente en el bar Pegaso, enfrente de la comisaría. Cuando dice así, quiere decir en ruinas.

La última vez que se pintaron las estancias del acuartelamiento fue hace más de treinta años, cuando Franco otorgó una modesta subvención para remozar el edificio.

Cuando agonizaba la última legislatura arrancaron (por fin) parte de las obras que todos los gobiernos prometieron y ninguno cumplió antes. Razón: "Motivos económicos". La ex vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega comprometió 30 millones de euros cuando fue candidata por Valencia en 2008. Cuatro años después, el cartel del Ministerio en la puerta trasera dice: "Obras de urbanización en infraestructuras generales y rehabilitación exterior del edificio en 'H' del Complejo Policial de Zapadores de Valencia". El plazo de ejecución es de 18 meses. El presupuesto no llega a los cinco millones y medio de euros.

Los sindicatos policiales no creen que el plan de obras sea suficiente para arreglar un complejo que se hunde. Literalmente. La fachada de la comisaría está cubierta por una tela verde desde hace años y los peatones no se atreven a pasar por abajo. Cuando tomamos imágenes desde enfrente se acerca otro agente de paisano. "Perdone, ¿qué está usted haciendo?", interroga. Cuando sabe que las imágenes son para un reportaje sobre el estado del centro cambia el tono: "Que salga en portada, bien grande, por favor".

Desde fuera el edificio, enorme, parece una finca okupada, con 'k'. "La malla verde no es porque estemos en obras, la malla está para que no caigan más cascotes a los peatones", explica uno de los representantes sindicales de la Policía en Valencia.

'Bienvenidos a la jungla'

Entramos. "Bienvenidos a la jungla". El primer vistazo es un patio abierto, cubierto de maleza, malas hierbas y muchos escombros que nadie ha recogido. Mecheros, botellas de plástico, comida. El patio está rodeado de edificios altos de particulares y mientras los policías trabajan, los vecinos sacuden los manteles en el balcón. "Sabemos quién vive en cada piso, pero eso no quita que sea un peligro. No es normal que estemos tan expuestos", lamentan.

El cuartel tiene una superficie aproximada de 100.000 metros cuadrados, de los cuales una quinta parte son utilizables. Allí trabajan más de dos mil personas. Cada año son más policías y menos medios.

La entrada funciona como parking de los vehículos de la Policía. En fila: los coches de patrulla, los monovolúmenes, las furgonetas de antidisturbios... Hace un año y medio se derrumbó uno de los muros de la comisaría y destrozó tres coches particulares de los agentes. Los vehículos oficiales, cuentan los sindicatos, se averían constantemente y se reparan con piezas de desguace para ahorrar costes. "Muchos de estos coches patrullan sin haber pasado la ITV", reconocen.

Las furgonetas de la Unidad de Intervención Policial, tristemente famosas por las exageradas cargas de los antidisturbios contra los estudiantes valencianos hace un par de meses, llegan a acumular hasta 250.000 kilómetros. "Están dos días en el taller, tres días fuera", resumen los agentes.

Sin chalecos antibalas

Más ahorro. Los sindicatos han denunciado que en las taquillas de comisaría hay un solo chaleco antibalas para cada cinco funcionarios, así que el que quiere ir protegido se lo paga de su bolsillo. 500 euros si acude a alguna armería con descuento. Tampoco hay guantes para todos. 45 euros cada uno.

Entrando a mano derecha está la cafetería en la que almuerzan los policías y un poco antes los despachos de los sindicatos. En la puerta de la oficina de la Confederación Española de la Policía hay una roca de 40 ó 50 kilos que cayó de una fachada hace unos días. Muy cerca unos baños que no se han reformado desde hace siglos y que huelen como si no se hubieran lavado desde entonces. Hay goteras. Su entrada sirve también para acumular sillas viejas, archivos sin uso, mesas cojas, polvo.

¿Aquí no hay bichos?, preguntamos. "Pon el animal que quieras porque aquí hay de todo. Es como la fosa de las Marianas, que hay todo tipo de especies", nos cuentan. "Hace menos de un año un compañero se contagió de sarna".

En uno de los bloques principales se ha sellado la planta de arriba porque la escalera tiembla. Desde abajo se ve la estructura y el cañizo de la obra porque el bloque se cae a cachos. Un escalón más arriba es obligatorio el uso de casco.

En la parte trasera de la comisaría hay bloques enteros que se han abandonado por sus condiciones, los edificios vacíos se utilizan como aparcamientos improvisados para coches intervenidos por la Policía e incluso coches en estado de siniestro total por algún accidente.

El edificio que mejor aspecto tiene, el más nuevo, es también uno de los más polémicos. El Centro de Internamiento de Extranjeros encierra a más de un centenar de inmigrantes sin papeles a la espera de su expulsión del país. Es una cárcel que no es una cárcel, en la que los inmigrantes son libres pero no pueden salir. Los internos tienden sus camisetas en las rejas de su patio particular y esperan.

Los inmigrantes han denunciado malos tratos en repetidas ocasiones. La oposición ha pedido el cierre del centro. Y la Policía reclama que la responsabilidad se derive a Instituciones Penitenciarias. Dicen que suficiente tienen ellos con lo suyo.


http://www.elmundo.es/elmundo/2012/0...335788163.html




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