Parece obvio que cada cual otorga a las palabras el sentido que más le beneficia y esto lo practicamos en todos los aspectos de nuestra vida. Personalmente creo que esta sociedad es un tercer grado, aparentemente podemos hacer nuestra voluntad pero todo está regido por una norma que tenemos asumido. Sin ir más lejos en el campo de la sanidad, puedes acudir al especialista pero no elegir al médico. En el campo de la educación puedes elegir el colegio al que acudir pero en ningún caso elegirás al profesor de tus hijos.....todo es una libertad aparente que no es todo lo cierta que nos gustaría.
Económicamente hablando pues más de lo mismo cada cual ve la economía y los sistemas económicos dependiendo de como le haya ido la fiesta. Seguramente Amancio Ortega tenga una visión del sistema económico muy distinta a la que tenga cualquier trabajador de sus tiendas. Creo que es obvio que en cualquier guerra para que haya un vencedor debe haber un vencido, no obstante tampoco podemos obviar que a veces el sistema llega a un delicado equilibrio en el que todos parecen ganadores pero la victoria radica en su fuero interno ya que realmente no hay vencedores ni perdedores pero cada cual se consuela como puede.
El caso del choriceo es algo tan nuestro que el día que este sistema no tenga chorizos en sus despachos nos sentiremos como los hebreos cuando los liberaron en Egipto tras siglos de esclavitud, completamente perdidos.
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