A MODO DE REFLEXIÓN
Desgraciadamente estamos viviendo una coyuntura histórica determinante. Los cambios históricos siempre vienen de mano de las guerras, las revoluciones y las grandes pandemias. Hoy día, de forma global, y tal y como es el modo de vivir en el mundo, se dan las tres circunstancias, y de manera directa o indirecta influyen en nuestra sociedad. Guerras y conflictos bélicos de mayor o menor intensidad se dan continuamente en distintos puntos del mundo; casualmente y especialmente en esos lugares dónde se esconde el oro líquido que mueve el motor de la sociedad actual. Con las revoluciones, sin ser como se hacían antes, también se dan. China con su revolución industrial que poco a poco influye de forma determinante al resto del mundo, el paso del comunismo reconocido a una mezcla entre lo capitalista controlado con métodos comunistas, o la quizás más conocida en nuestra patria como es la llamada “revolución bolivariana”. Y si faltaba algún ingrediente en este peligroso coctel, ahora tenemos el maldito Covid-19 o “bicho comunista”; lo podemos llamar como queramos, pero aquí lo tenemos, lo sufrimos….y lo que nos rondará morena.

Todo esto lo estamos viviendo actualmente, pero lo inexplicable, es que todo esto ocurre después de haber tropezado una y otra vez en la misma piedra y perdernos en el mismo bosque. ¿Cómo es posible que seamos así y no nos demos cuenta?

Está demostrado científicamente la existencia y el poder del llamado “conformismo social”, que no es ni más ni menos que los individuos no suelen hacer ni decir, ni siquiera sentir lo que en lo más profundo de intimidad creen que es correcto; si no que hacen, dicen y sienten los demás. Y cuanto más personas hagan, digan o sientan de una manera determinada, aunque sea falsa o incluso perjudicial, con más facilidad y más fuerza se suman a la marea general. Es decir, que nos diluimos en la identidad del grupo y nos convertimos en muchedumbre sicológica.

Basándonos en esta premisa comprobada científicamente en el estudio sicológico de las masas, lo que decide la mayoría no tiene por qué ser lo mejor, incluso más bien lo contrario. De hecho, los procesos electorales ( virus de la democracia actual y cadena de transmisión de políticas calamitosas) son el marco perfecto para la formación de “muchedumbres sicológicas” potentes que anulan la voluntad de los individuos y los encaminan, no como ciudadanos que independientes que deciden con su voto, sino que los convierten en meros “borregos” sumisos a las órdenes dadas por el pastor de turno. Ante esto, cabe preguntarnos: ¿entonces como interpretar correctamente la realidad?
Para interpretar la realidad no podemos fiarnos de la historia que nos ofrecen, y por tanto de la educación recibida. La historia se puede manipular y moldear de muchas maneras para adecuarla a los intereses particulares del “pastor” de turno. Ante este problema podríamos pensar recurrir al llamado “cuarto poder”…la prensa, que teóricamente nace y se le protege como elemento compensatorio de los otros tres poderes aceptados en cualquier sociedad supuestamente libre: Legislativo, Judicial, y sobre todo el Ejecutivo; pero ¿podemos confiar en los medios de comunicación?

Un periodista norteamericano, Jhon Swinton, que fue jefe durante muchos años del The New York Times y se ganó la admiración y el respeto de sus colegas, el día de su jubilación y con ocasión del homenaje que le realizaron sus compañeros y amigos, ante el brindis por la independencia de la prensa que realizó un amigo, alegó lo siguiente: “ No existe una prensa independiente a no ser en una pequeña ciudad de provincias. Vosotros lo sabéis y yo lo sé. No hay uno solo de vosotros que ose escribir su honesta opinión y, si lo hiciera, sabéis de sobra que vuestro texto nunca será publicado. El oficio de periodista consiste en destruir la verdad, en mentir abiertamente, en pervertir, en envilecer, en manipular en función de intereses. Somos herramientas y criados de hombres ricos que se ubican tras las bambalinas o en el poder”.

Pocas personas que tengan una mínima idea de lo que ocurre a su alrededor podría rebatir lo expuesto por este periodista.

Pocos españoles contemporáneos saben dónde nació la actual manera de manipulación político-social de las masas. Fue el creador del fascismo italiano Benito Mussolini; y lo que pocos saben y la izquierda actual quiere ocultar es que este político perteneció al Partido Socialista italiano. Solo su discrepancia con el universalismo socialista ortodoxo en aras de un socialismo nacionalista le abocó a crear una ideología tal como el fascismo; pero lo importante es cómo logró superar ideológicamente, en su momento histórico, al socialismo tradicional; Mussolini, que sin serlo, había trabajado en distintos medios como periodista, se dio cuenta de que quien domina los medios de comunicación determina nuestro destino.

Posteriormente solo hay que, adecuándose a la tecnología existente, utilizar los medios e ir lanzando las ideas y premisas que interesen a la ideología determinada, en las dosis que interesan y en el momento político-social que se adecue a los objetivos buscados.

Ahora queda preguntarse ¿cómo consigue el poder y los medios de comunicación sus objetivos? Es fácil. Lo consigue mediante la propaganda, que es algo parecido a mezclar algo de verdad con algo de mentira, batirlo bien y servirlo caliente y bien aderezado para que no se note el sabor a lo falso. Hay distintas “recetas” para llevar al puerto elegido la manipulación de las mentes:

La afirmación permanente. En ella el emisor no discute lo que dice, sino que se limita a escoger el aspecto de la información que le interesa y lo repite hasta la saciedad.

La repetición. Es muy parecida a la anterior. En este caso si alguien repite durante el tiempo y la frecuencia suficiente una afirmación, por increíble que suene, el hecho de que sea aceptada por la gente es mera cuestión de tiempo. También incide de forma determinante en aquella masa popular que, por su poco o nula formación cultural, solo deja fijada en su mente el eslogan o mensaje lanzado. En realidad es el principio básico de la publicidad.

El uso de frases clave. Esta es una variante de la técnica anterior. El objetivo es formular palabras ( no más de ocho en general), refranes o frases clave que se adhieran mentalmente al sujeto al que hay que convencer. Este tipo es muy usado en periodos electorales.

Empleo de estereotipos. Bien utilizada, esta técnica permite marcar profundamente un concepto erróneo en la mente, que será casi imposible de borrar, ni siquiera por la experiencia directa. Ejem: Los andaluces son vagos.

La sustitución premeditada de nombres y adjetivos asépticos por otros que posean connotaciones emotivas favorables o desfavorables. Ejem. Sustituir “derechas” por “fachas” en negativo, o “izquierdas” por “progresistas” en positivo.

El argumento de autoridad. El público tiene tendencia a creer ciegamente en todo aquello que diga o predique una figura destacada, aunque sea una verdadera sandez o estupidez y, cuando más alto sea su cargo, más crédito se le dará, sin plantearse siquiera si le está intentando engañar. En este caso, se puede añadir una añagaza más; el inventarse la supuesta superioridad cultural del emisor a base de titulaciones falsas o propagando una formación cultural que no posee en la realidad.

La mentira descarada. A menudo se le añade una pequeña dosis de verdad o se la envuelve en conceptos básicos fácilmente digeribles por todos y que solo son el envoltorio que oculta la mentira lanzada; pero la mentira integral también es frecuente. Y cuanto más grande sea, más probabilidades tiene de prosperar, ya que el consumidor tiende a pensar que algo tan tremendo no podría ser inventada por nadie, precisamente por temor a no ser creído.

La tergiversación. Deformar los hechos o palabras de alguien, a base de citarlas fuera de contexto, suprimiendo o extrapolando otras palabras o frases que no aparecían en el original o cambiando significados en las traducciones.

Estas son ocho maneras básicas de manipular la verdad periodísticamente, pero hay otras más que van naciendo paralelamente a las nuevas tecnologías.
¿Solamente se puede manipular la mente de las personas con este medio?... Pues no. Hay, a mi entender, otras dos maneras fundamentales y determinantes.
La primera es la educación del futuro adulto desde los primeros días en que se incorpora a las aulas. Desde la más tierna edad no se ofrece solo conocimientos, sino que paralelamente se moldea la mente de los jóvenes hacia un objetivo social determinado. Luego, cuando esa mente está adecuadamente planificada, solo queda meter las ideas adecuadas para tener la certeza de que se tiene un correligionario más. Hay que tener en cuenta que el ser humano no tiene memoria genética social. Todos dependemos de lo que vemos en nuestros padres, en la sociedad en que crecemos y nos formamos, y en las circunstancias geográficas y climatológicas de nuestro entorno.

Por último hay otro aspecto determinante en la manipulación de las mentes: la ciencia.

Alguien tiene que existir en el mundo en que podamos confiar sin miedo a que nos engañe. Muchas personas, sobre todo aquellas de carácter materialista, han sustituido la falta de una guía personal en la religión o la ética por otra fuerza en teoría confiable por su misma naturaleza, que consiste en no conceder crédito a nada que no sea tangible y experimentable en repetidas ocasiones. Sin embargo, a la ciencia le ocurre lo mismo que a otros conceptos: al ser una actitud humana, está también sujeta a la manipulación.

No son pocas y comprobables las ocasiones en que la ciencia ha dictaminado que sus ideas e hipótesis son ciertas, simplemente porque parecen las más razonables y las más probables en función del nivel de conocimiento alcanzado en la época en que se formulan.

Ahora, después de haber leído estas cuatro letras y haber recapacitado un poco sobre lo expuesto, solo queda mirar a tu alrededor y que formes tus convicciones libremente…pero con más conocimiento de cómo te pueden mediatizar. No trato de denigrar o ir en contra de cualquier tipo de sociedad. Ninguna será perfecta por el mero hecho, incuestionable, que estará conformada y modelada por seres humanos. El objetivo es llegar a ser libres, y solo se puede ser libre siendo capaz de pensar por uno mismo. No dejes nunca que otro piense por ti.