No, si en realidad la normativa sobre ruidos y molestias al vecindario se la pasa el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid por el forro de las gónadas. Eso de las leyes, las normativas y su santa madre está a la orden del día, pero en la realidad diaria no se aplica nada de nada…salvo lo que política y económicamente interesa. Treinta folios tiene la normativa municipal sobre ruidos y molestias al vecindario, y ni uno solo de los artículos o apartados se cumple.
La última en mi querido barrio es una iglesia de esas evangelistas o cómo se llame ( de iglesias y esas cosas entiendo más bien nada) en que asisten “gitanos señoritos” y montan un circo que parece una verbena y es lo más parecido a la romería de mi pueblo. Aparcan cómo y dónde les parece ( todos tienen unos bugas del copón), beben como rumanos en plena celebración y luego tiran las latas debajo de los coches, traen sus chuchos, que como son de otro barrio la montan con los autóctonos y montan un coro de ladridos que si se estudiase a fondo dábamos con las claves del lenguaje perruno, y para más colorido folklórico se ponen a cantar entre palmas y taconeo intercalando algunos aleluyas entre coplilla y coplilla. Lo dicho, un sarao lleno de infracciones a las leyes municipales y no pasa na de na ( de normas a cumplir por el local en aforo, insonorización, seguridad, etc. no diga nada para no aburrir al personal)
Pero lo que más me jode de este asunto son dos cosas. Una es que tienen una excusa para infartar aun más el tráfico rodado en Madrid, y un servidor de ustedes no tiene todavía presupuesto para comprarse una bicicleta que sea capaz de subir sin dar pedales la calle General Ricardos hasta Carabanchel Alto; y la otra es que mi amiga la señora Karmena debe suponer que un servidor de ustedes es maricón ( término registrado en la Real Academia de la Lengua Española y de los Paisos Catalaunicos), ya que en su día dijo que no ponía belenes porque había que respetar el que no todos los madrileños eran católicos, apostólicos y “romanicos”, y había que respetar todas las creencias, y ahora resulta que en este caso tira el ayuntamiento por la ventana . ¿Será que supone que todos somos bujarras?
En fin, me da igual que me da lo mismo. Lo único que quiero ahora es disfrutar del respiro meteorológico que la divina providencia nos ha proporcionado y esperar a que esto se acabe y la mitad de mis paisanos se larguen de vacaciones a contaminar el resto de las Españas plurinacionales.
Qué heterosexualmente os quiero a casi todos .

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