Es de traca. Tres morlacos y diez minutos por testuz. Supongo que descontarán los tiempos muertos.; porque si al cornúpeta se le ocurre no entrar al trapo, el tiempo pasa en salir, dar unas vueltas, y otra vez para el corral. Otra solución es hacer “programa doble”, como en los cines de antes.

Una cosa que me tiene intrigado es el asunto ese del “maltrato síquico”. ¿Cómo leches sabrán los entendidos legalistas cuando el bicharraco está sufriendo sicológicamente?

Y lo del “fallecimiento súbito” del morlaco. Eso me recuerda lo que pasa con el ser humano. Todos entregamos el petate, pero últimamente parece, que solo se enteran, además del interfecto, sus íntimos y los que cobran por el deceso ( hacienda también se entera ). Es como si al no mostrarse tal y como es, la muerte no existiese.

¡Qué sociedad tan hipócrita y ridícula