Por las mismas razones que si el ministro de hacienda defraudase 1000 euros en su declaración, esto tendría mucha más repercusión que si lo hiciese mi vecino carnicero.
Somos agentes de la ley, veladores del orden y de la seguridad. Parece bastante lógico que un agente que estuviese allí como un macarra cualquiera para zurrarse con otros golfos despierte más alarma social que si lo hace el taxista de Parla.
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