Todo esto tiene su correlato, además, en que los españoles son los que están más descontentos con su democracia, la evalúan con un 3,6 frente al 7 con que puntúan los daneses a la suya.
Respecto de si es el Estado o los individuos quienes deben asegurar su bienestar, Dinamarca ofrece un panorama mucho más equilibrado que el español, un 48,1% cree que es deber del Estado y un 45,8% del individuo. (En España, la pregunta de la encuesta del BBVA difiere de la del CIS y arroja un 74,1% a favor del Estado y un 23,6% del individuo).
Hay una pregunta, sin embargo, donde España se aleja casi patológicamente del resto de los europeos. Tiene que ver con la aceptación de la meritocracia, que Garicano considera esencial para el buen funcionamiento del Estado y la democracia en general. Cuando se pregunta si es preferible tener sueldos igualitarios aunque eso suponga pagar menos a los que se esfuerzan más o tener sueldos desiguales para recompensar a los que hacen más méritos, un 54,7% de los españoles se decanta por la igualdad salarial y sólo el 41,5% por premiar el mérito. En Dinamarca, apenas el 13,8% apuesta por salarios igualitarios y el 79,1% por recompensar al que más se esfuerza.
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